Primero, hablaremos un poco de su origen. Es una práctica que se ha utilizado desde hace muchos, muchos años. Consiste en amontonar estiércol y residuos orgánicos para proteger los cultivos y aprovecharlos más.
Contribuye a disminuir los residuos, aumentar la captura natural y a regenerar los suelos.
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¿Qué necesitas para hacerlo?
Primero, necesitas un espacio con sombra y aire.
Segundo, contar con una compostadora, puedes encontrarla en cualquier tienda de jardinería. Te recomendamos hacerlo en cajones de madera o bien, algún contenedor de basura al cual deberás hacerle agujeros en el fondo para el drenaje.
En cuanto a los desperdicios, puedes usar cáscaras de frutas y verduras, así como residuos de café y té. No te recomendamos agregar productos cítricos o cáscara de ajo ya que suben el PH de la composta. De igual manera puedes agregar hojas secas o restos de cartón.
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¿Cómo hacerlo?
Debes poner hasta el fondo una maya metálica para que el drenaje no lo destruya, ni entren insectos. Segundo debes rellenar la compostera por capas de entre 3 y 4 cm de grosor. Finalmente deberás agregar una capa de tierra, regar generosamente y cerrar la composta.
Verás que se drena un líquido, pero es normal. Deberás tener cuidado de que no se reseque la mezcla, sin embargo, que no tenga exceso de agua. Si llegas a ver un exceso de agua solamente deberás agregar más hojas secas.
¿Cómo saber si ya está lista?
Dependerá de la temperatura ambiente. Entre más caliente, más rápido el proceso. Tomará entre 1-4 meses en estar lista.
