En el núcleo de la lucha por los derechos humanos está el acceso a una alimentación adecuada, donde la sostenibilidad en la producción de alimentos se convierte en un pilar esencial. La experiencia del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores destaca cómo los sistemas agroalimentarios integrados benefician a los agricultores y transforman comunidades enteras.
MasAgro-Cultivos para México, respaldado por el gobierno mexicano, ha dejado una huella positiva en la agricultura durante más de una década. Impactando a más de 500,000 agricultores en más de un millón de hectáreas en México, esta iniciativa se ha convertido en una metodología replicada en la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR.
AgriLAC se centra en la resiliencia, sostenibilidad y competitividad de los sistemas agroalimentarios. Los InnovaHubs en Guatemala y Honduras facilitan la interacción continua entre agricultores, comunidades y socios, buscando cocrear e integrar innovaciones para fortalecer sistemas agroalimentarios sostenibles.
Innovación Global: La Metodología de CIMMYT Se Extiende por África.
La metodología de gestión de la innovación de México se replica en África a través del Centro de Entrega Rápida de la Iniciativa de Innovación Acelerada de África del Sur (AID-I). Busca beneficiar a seis millones de agricultores en Malawi, Tanzania y Zambia, respaldada por el Departamento de Estado de EE. UU. y la USAID.
El compromiso con la sostenibilidad y el derecho humano a una alimentación sostenible se refleja en los Proyectos de Abastecimiento Responsable en México. Empresas como Kellogg, Nestlé, Walmart Foundation, Ingredion, Grupo Bimbo y HEINEKEN lideran la integración de sistemas agroalimentarios sostenibles. Entre 2018 y 2022, más de 4,800 agricultores han participado, evidenciando un compromiso continuo con la sostenibilidad.
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Acuerdos recientes del CIMMYT con instituciones como la Universidad Mexiquense del Bicentenario, el estado de Quintana Roo y otras demuestran un compromiso hacia un futuro sostenible. La investigación, educación y acción colaborativa son fundamentales para lograr que el derecho a una alimentación sostenible sea una realidad.