La agricultura de conservación es un sistema sostenible crucial para quienes trabajan en el campo. Se centra en preservar suelos y agua, disminuir costos de producción y, con la implementación adecuada, aumentar la productividad.
Se compone de tres pilares: mínima labranza, cobertura del suelo y diversificación de cultivos. Este último, la diversificación, conlleva amplios beneficios.
Cuando un agricultor siembra el mismo cultivo año tras año, es común enfrentar problemas de enfermedades, malezas y plagas específicas de ese cultivo. Por eso, al diversificar mediante rotaciones y otros métodos, se pueden romper estos ciclos y lograr plantas más saludables con menos herbicidas.
Controlando las malezas, es posible incluso aumentar los rendimientos. Además, la diversificación facilita una producción y comercialización más variada. No obstante, se necesita investigar más para determinar las mejores rotaciones por región y sistema de producción.
En la plataforma Mixquiahuala, en Hidalgo, México, investigadores del Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico Valle del Mezquital (CIDT) y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) colaboran para identificar las rotaciones óptimas para los productores locales.
Ubicada a 2012 metros sobre el nivel del mar, utiliza aguas residuales de la Ciudad de México y está en su undécimo año de operación. Recientemente, se evaluaron rotaciones de trigo, maíz y girasol en dos sistemas: agricultura de conservación y labranza convencional.
Según los responsables, el sistema de agricultura de conservación demostró eficacia en el cultivo de maíz. En labranza convencional, se registraron 12 toneladas de maíz por hectárea (t/ha), mientras que en agricultura de conservación se obtuvieron 12.5 (t/ha), reduciendo los costos debido a menos movimiento de suelo.
Adicionalmente, el girasol bajo agricultura de conservación rindió cerca de cuatro toneladas por hectárea (3.9 t/ha), destacándose como cultivo de interés para futuros estudios y como alternativa en la zona por su versatilidad. Según la variedad, puede usarse para consumo humano (semilla como botana), forraje, flor de corte, como especie melífera (polen) o como cultivo de cobertura.
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La plataforma Mixquiahuala es parte de la red de investigación del CIMMYT y sus colaboradores, una de las más extensas a nivel global en el ámbito agrícola. Proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable y Excellence in Agronomy impulsan este importante trabajo.
