Todas las plantas son diferentes, por lo tanto, el mejor sustrato de cultivo variará para cada caso. Para escoger el mejor, debes de tomar en cuenta diversos factores, como el tipo de material vegetal (si es una semilla, un esqueje, o una planta), la especie a cultivar, las condiciones climáticas, el tamaño y la forma del contenedor, así como los programas y horarios de riego y fertilización.
Por ejemplo, para obtener buenos resultados en la germinación de las semillas, el enraizamiento y el crecimiento de las plantas, los sustratos deberían reunir la mayor cantidad de las siguientes características:
- Alta capacidad de retención y disponibilidad de agua.
- Suficiente aireación.
- Tamaño de las partículas adecuado (depende de cada planta).
- Baja densidad aparente.
- Elevada porosidad.
- Estructura estable (que no se contraiga o se apachurre).
- Baja capacidad de intercambio catiónico (depende de la frecuencia de la fertirrigación).
- Suficiente nivel de nutrientes asimilables.
- Salinidad reducida.
- pH ácido y una moderada capacidad tampón.
- Mínima velocidad de descomposición.
- Libre de semillas, hierbas, brotes, nematodos y otros patógenos.
- Reproducibilidad y disponibilidad.
- Bajo coste.
- Facilidad de preparación y manejo.
- Facilidad de desinfección.
- Resistencia a cambios extremos.
Algunas de estas características se pueden apreciar en los sistemas que usan sacos de fibra de coco, un sustrato altamente recomendado para diversos tipos de cultivo. Entre sus beneficios ofrece una rápida respuesta para corregir carencias minerales; se rehidrata fácilmente, por lo que responde bien ante el estrés hídrico; retiene nutrientes con gran facilidad y los libera de forma progresiva (esa es la capacidad de intercambio catiónico).
