El cacahuate, una botana icónica con profundas raíces en la historia y los campos de cultivo de México, ha sido cultivado en el país desde tiempos prehispánicos. Originario de América del Sur, se ha convertido en un cultivo vital en las regiones de temporal de estados como Morelos, Guerrero, Puebla, Oaxaca y Chiapas, que representan más del 50% de la producción nacional.
Su nombre científico es Arachis hypogaea y pertenece a la familia Fabaceae. Tiene la notable capacidad de crecer en suelos poco fértiles y de resistir lluvias irregulares, lo que lo convierte en un recurso invaluable para los agricultores que enfrentan desafíos climáticos. Además, su habilidad para fijar nitrógeno en el suelo es una característica excepcional que beneficia tanto a la planta como al entorno agrícola.
La Diversificación de Cultivos y su Impacto Positivo.
La clave de esta capacidad radica en la simbiosis entre el cacahuate y las bacterias del género Rhizobium que habitan en sus raíces. Estas bacterias transforman el nitrógeno atmosférico en una forma utilizable por las plantas. A cambio, el cacahuate proporciona a estas bacterias un ambiente rico en carbohidratos y otros nutrientes.
Este proceso beneficioso aumenta la disponibilidad de nitrógeno en el suelo, reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos y disminuyendo el impacto ambiental y los costos de producción agrícola.
Aunque comúnmente se le considera un fruto seco, el cacahuate es en realidad una legumbre que crece bajo tierra. Su valor nutricional como fuente de proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales lo convierte en un alimento esencial en muchas dietas alrededor del mundo. Su versatilidad culinaria es impresionante: se consume crudo, tostado, salado, horneado; y se extrae aceite para uso en la cocina y la fabricación de productos cosméticos y jabones.
También es la base de la popular mantequilla de cacahuate y un ingrediente característico en platillos asiáticos, africanos y, por supuesto, en muchos moles mexicanos.
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Desde una perspectiva agronómica, la introducción de leguminosas como el cacahuate mejora la calidad del suelo y, combinada con la agricultura de conservación, promueve un ambiente propicio para su desarrollo. Diversificar cultivos no solo reduce la incidencia de plagas y malezas, sino que también atrae insectos beneficiosos que contribuyen al control de plagas, reduciendo la necesidad de plaguicidas y mejorando la salud del suelo.
Ficha agronómica del Cacahuate.
Fuente: CIMMYT.