La UNAM, en conjunto con otras universidades de Estados Unidos y Argentina busca crear una red mundial de colaboradores interesados en mejorar semillas y en preservar el patrimonio biocultural de México.
La idea está basada en el proyecto Bioleft, desarrollado en Argentina. y será financiado por el Global Consortium for Sustainability Outcomes (GSCO). Su finalidad es desarrollar una plataforma en línea que registra las características de miles de semillas y plantas para preservar su historia de mejoramiento, así como distintas estrategias de manejo y cultivo.
Ana Escalante, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM explicó que en el proyecto participa también la Universidad Estatal de Arizona y busca integrar a académicos expertos en el tema y a representantes de organizaciones de la sociedad civil, comprometidos con la preservación del patrimonio biocultural y diversidad de semillas.
Busca rescatar el conocimiento tradicional y ancestral de agricultores y mejoradores de semillas para brindar una protección legal a la agrobiodiversidad y el conocimiento relacionado con ellas.
Desde tiempos ancestrales la agricultura ha desarrollado métodos para la producción de alimentos y para mejorar las variedades vegetales que consumimos. Este proceso llevó a la domesticación de cientos de especies, un conocimiento que se ha hecho a lo largo de miles de años y que debe ser protegido.
En los últimos años la creación de nuevas tecnologías han permitido el desarrollo de nuevas especies controladas por la propiedad industrial sobre algunos cultivos. “Estas empresas parten del mejoramiento colaborativo para obtener nuevos avances; con esas variedades mejoradas se obtienen patentes que después se convierten en un producto comercial y se llevan de regreso a los productores”, explicó Ana Escalante, doctora en ecología microbiana y evolución.
Este tipo de apropiación es desleal, dice la doctora, pues parte de un trabajo colaborativo de miles de años, además de que propicia que las diferentes variedades de granos y semillas se reduzcan a solo unas cuantas que se promueven para la siembra a gran escala. “Se reduce el número original de variedades cultivables o aprovechables, así como la diversidad biológica y biocultural”, asegura la doctora Escalante.
El GSCO está conformado por escuelas de nivel medio y superior, sobre todo Universidades. Es liderado por la Universidad Estatal de Arizona y cada año brinda recursos para probar a implementar nuevas estrategias de sostenibilidad alimentaria.
“Este proyecto apenas comienza en México. Esperamos tener éxito y avanzar firmemente. En septiembre de 2020 se entregará el informe final al Consorcio y tendremos una reflexión informada de esta iniciativa”, aseguró la doctora.