La lavanda es una planta que se caracterizan por su vibrante color lila y la forma peculiar de sus flores.
Posee muchas propiedades aromáticas y medicinales que puedes aprovechar si las tienes en casa.
La mayoría de los ejemplares se adaptan a su crecimiento en macetas y prosperan bien si se les riega al menos una vez por semana.
Esto son algunas especies que pueden sembrar en casa:
Lavándula angustifolia
También conocida como lavanda inglesa, es una de las especies más utilizadas en el ámbito culinario, pues posee un sabor sutil que aromatiza bien los postres.
Otra manera en la que es empleada es para obtener aceite con esencia pura o artesanías.
Es resistente a las bajas temperaturas, por lo que puede cultivarse en variedad de climas y se adapta bien a la siembra en maceta.
Lavándula latifolia
Se le llama coloquialmente como lavanda portuguesa y es popular por servir como polinizador para crear cruzas entre los diferentes tipos de lavanda.
Tiene un potente olor a alcanfor, por lo que suele ser la menos utilizada en cualquier ámbito. El que no sea muy utilizada la vuelve difícil de conseguir.
Su presentación de venta más usual es en forma de semillas.
Este ejemplar es ideal si se desea mantener alejados a los mosquitos de nuestro hogar.
Prospera muy bien en jardines y en balcones, pues la buena ventilación es clave para que florezca.
Lavándula stoechas
Conocida comúnmente como lavanda mariposa o lavanda española. Se le nombra de esta manera por la forma de sus pétalos, son muy finos y crecen en la punta de la flor, haciendo alusión a las alas de una mariposa.
Es el ejemplar de lavanda menos aromático, por lo que no suele utilizarse para extraer aceite esencial o como complemento de cocina. Su uso se limita a los arreglos florales o para artesanías.
Necesita más cuidados que los demás ejemplares, ya que no resiste los cambios de temperatura (No soporta el frío ni el calor abrumador). Los climas ideales para su reproducción son los templados.
Lavándula intermedia o lavandín
Es una cruza entre la lavándula angustifolia y la lavándula latifolia que la caracteriza por tener un fuerte olor y flores resistentes.
Es el ejemplar más común de encontrar en mercados y viveros, ya que es resistente a los cambios de temperatura y su tiempo de floración no demora.
Suele utilizarse para la extracción de aceites esenciales, que se emplean en productos de belleza como bálsamos, hidratantes corporales o productos para el cabello.
También tiene uso en el ámbito de los arreglos florales y es el ejemplar más utilizado en los jardines.