El aspecto de nuestras plantas nos puede decir mucho sobre ellas. La coloración, posición y textura de las hojas o tallos son indicadores de las deficiencias que pueden llegar a tener.
La coloración marrón en la punta de las hojas indica resequedad que puede deberse a que no está bien hidratada o no recibe el agua correctamente.
Esto no quiere decir que sea por falta de riego, hay muchas otras razones por las cuales nuestra planta no absorbe agua, como:
Compactación de raíces
Es común que las raíces de nuestra planta se compacten en forma de bloque si no tienen el suficiente espacio para crecer.
Las raíces que se encuentran en el medio del bloque no reciben el agua necesaria, por lo tanto, las hojas se secan.
Es por eso, que las plantas deben trasplantarse a macetas que estén acorde a su tamaño.
Si esto te ha pasado, saca tu planta cuidadosamente de la maceta y desenreda con tus manos las raíces. Sumérgelas en un cuenco con agua hasta que se haya hidratado completamente y trasplántala a una maceta más grande.
Daño de raíces
Si el suelo en donde hemos plantado está compactado es posible que las raíces de la planta se dañen y no puedan recibir el agua que necesiten.
Otra razón por la cual las raíces pueden dañarse, se debe a qué están muy débiles y pueden trozarse o agrietarse.
Para evitar el daño puedes labrar un poco la tierra para darle esponjosidad y evitar que se siga compactando.
También recorta con unas tijeras de jardinería bien afiladas todas las raíces que estén dañadas y complementa agregando un fortalecedor de raíces.
Alto contenido de sal
Otra de las razones por las que nuestra planta puede estar secándose se debe a que el suelo sobre el que crece tiene un alto contenido de sodio.
Los niveles altos de sodio pueden deberse a que se vive cerca de una fuente de agua salada (mar o lagunas), poco se puede hacer en estos casos, ya que son elementos de la naturaleza que no podemos controlar. Lo recomendable sería trasplantar tus plantas a macetas y regarlas con agua dulce.
También puede ocasionarse por utilizar grandes cantidades de fertilizantes químicos. Si esto ha sucedido, disminuye la cantidad y aumenta un poco el riego durante algunas semanas para eliminar la sal.
También puedes optar por utilizar abonos naturales como hummus o té de composta.
El suelo drena mucho
Algunos tipos de tierra son más arenosos que otros y estos hacen que el agua filtre mucho más rápido. Al no permear por completo la tierra, no permite que las raíces absorban el agua.
Haz una prueba de humedad después del riego, introduciendo un palito de madera o tus dedos para comprobar el nivel de humedad. Hazlo en lapsos de una hora.
Si a las tres horas la tierra ya no está húmeda, quiere decir que la tierra es muy arenosa.
Para modificarlo, solo agrega un poco de tierra gomosa y mézclala con la arenosa. Esto le dará una nueva textura y se podrá retener más la humedad.