Estas hermosas e icónicas plantas son originarias de los estados de Veracruz y Oaxaca, y se caracterizan por la peculiar figura redonda de su base.
Al igual que las suculentas y las cactáceas, cuentan con un sistema de almacenamiento de agua que les permite sobrevivir en climas áridos.
En los últimos años, la situación de su reproducción y cuidado ha despertado las alarmas de las instituciones ambientalistas del país, pues la explotación para la obtención de sus semillas y la extracción de los ejemplares de sus zonas nativas ha alcanzado niveles críticos.
Estos ejemplares, al ser arrancados para su comercialización, dañan la zona donde estaban plantados y erosionan el suelo.
Además, al ser tan popular, miles de comerciantes las reproducen de forma exponencial y sin cuidados, provocando la escasez de sus semillas y haciendo que su obtención se volviera difícil.
Esta situación ha orillado a las autoridades a declararla como una especie en peligro de extinción, debido a la disminución del número de ejemplares que existen en el país, el daño de sus zonas de origen y la venta desmedida e ilegal de sus semillas. Esto según la Norma Oficial Mexicana NOM-059-Semarnat-2010.
En esta se estableció que aquellas personas que posean estas plantas para comercializarlas, reproducirlas o extraerlas de su hábitat, serán remitidas al Ministerio Público y pueden enfrentar cargos como una multa de 300 a 3,000 días de salario mínimo (aproximadamente $200,000 pesos mexicanos) y/o una sentencia de nueve años en prisión.
También se habilitó una línea de denuncias a cargo de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) en la que se puede reportar a personas o lugares donde se comercialicen estos ejemplares.
Esta institución, se dará a la tarea de investigar la procedencia de las plantas, su manera de reproducción y se asegurará de que no sean extraídas ilegalmente.
Las denuncias pueden realizarse al 01-800-PROFEPA o en su sitio web.