Esta crisis que ha provocado la guerra ha traído sus estragos para el sector agrícola, con altibajos a lo largo del tiempo, en este momento la situación se encuentra un poco aliviada por el acuerdo sobre los cereales y preocupación por los fertilizantes, con la mediación de Turquía y la ONU se ha logrado exportar cereales por vía marítima y se han rebajado las tensiones, garantizando el abastecimiento del alimento.
El conflicto entre dos actores agrícolas (Rusia y Ucrania) comenzó hace 9 meses, con este suceso, sumado a la inflación y al cambio de clima nace la incertidumbre y la pregunta ¿cómo será la oferta de alimentos en el futuro?
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En consecuencia, las curvas de los precios del grano y de oleaginosas están en un momento complicado con altos “picos” como los registrados en primavera, según los datos del sector comercial y de redes gubernamentales de datos, pero la volatilidad está latente.
Esta guerra ha sido una mala noticia para España, puesto que Ucrania es su primer proveedor de maíz, además, se posiciona como el cuarto exportador mundial, incluso lidera la exportación global de aceite de girasol y es el primer proveedor de este producto en España.
El conflicto se agrava más por la disponibilidad de trigo en el mundo, ya que Rusia se coloca como el segundo exportador de trigo mundialmente, este cultivo se vende principalmente en Oriente Medio y en el Norte de África. En fertilizantes, Rusia lidera también la exportación, con un 15 % del suministro mundial.
En el campo es preocupante el aumento por el gasto de fertilizantes, existen datos hablando acerca de un gasto triplicado e incluso quintuplicado de los mismos, la Comisión Europea la cataloga como la crisis más grave de estos productos desde hace 50 años.
Los Gobiernos de la Unión Europea están debatiendo medidas para combatir este problema, como ayudas de Estado o la prioridad a los fabricantes de abonos en el uso del gas si se interrumpe el suministro.
