Julio Berdegué fue designado como nuevo secretario de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), un nombramiento recibido positivamente por el sector agrícola. La trayectoria de Berdegué en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) respaldó la decisión de Claudia Sheinbaum, generando confianza en su capacidad para manejar los desafíos que enfrenta el campo mexicano.
Desafíos presupuestales y climáticos
Luis Osorio Sagaseta, director ejecutivo de la Asociación Protección de Cultivos Ciencia y Tecnología (Proccyt), elogió el profundo conocimiento y experiencia de Berdegué en el sector agrícola. “Es un profesional con vasta experiencia técnica y conocimiento regional“.
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Fernando Cruz, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), señaló que uno de los mayores desafíos será la falta de presupuesto. “Este año se ha agotado gran parte del presupuesto, y el próximo año no habrá suficientes fondos para realizar las modificaciones necesarias,” advirtió. La sequía y la necesidad de tecnificación del riego son problemas urgentes que requieren una colaboración estrecha con Conagua.
Además, mencionó que la insuficiencia de recursos afecta la infraestructura y los apoyos a la producción. “Sin paquetes tecnológicos adecuados, la tasa de éxito será baja,” enfatizó.
Autosuficiencia alimentaria y desafíos comerciales
Berdegué se ha manifestado en contra de la importación de maíz transgénico para consumo humano. Actualmente, México depende del extranjero para abastecerse de maíz destinado al sector pecuario e industrial, a pesar de ser un gran productor de maíz blanco para consumo humano. En el caso del trigo y el frijol, el país sigue siendo dependiente de importaciones.
El nuevo Secretario también deberá enfrentar la controversia comercial con Estados Unidos y Canadá sobre el maíz transgénico, un conflicto que impacta directamente la autosuficiencia alimentaria de México.
Asume el liderazgo de la Sader en un momento crítico para la agricultura mexicana. Su experiencia y capacidad de diálogo serán vitales para superar los desafíos presupuestarios, climáticos y comerciales, garantizando la seguridad alimentaria y la sustentabilidad del campo.