En años recientes se ha descubierto que las propiedades del hongo Trichoderma lo convierten en un excelente bioestimulante para los cultivos, y podría mejorar las prácticas sustentables en el sector agrícola.
El Trichoderma es un hongo que crece de manera silvestre en bosques, desiertos, tierras de cultivo y en algunas zonas acuáticas.
A diferencia de algunos fungicidas o productos químicos, los productos elaborados a partir de este hongo se caracterizan por no dejar residuos en el follaje, semillas ni frutos. Además, son el favorito para incrementar las defensas de las plantas y cultivos, haciéndolos más resistentes a plagas y enfermedades causadas por hongos o bacterias.
También se ha descubierto que los componentes del Trichoderma favorecen el enraizamiento de las raíces, lo que provoca que sea más sencillo para las plantas absorber los nutrientes de los suelos y una mejor absorción del agua.
Uno de los problemas a los que nos enfrentamos a la hora de mantener un suelo sano para nuestras plantas, es la ausencia de fósforo. El fósforo es uno de los nutrientes fundamentales para un desarrollo sano en nuestros cultivos.
Para solucionar este problema se añaden fertilizantes fosfatados a los suelos, sin embargo, se ha demostrado que aproximadamente el 90% de estos fertilizantes se vuelven insolubles en poco tiempo. Esto quiere decir que dejan de ser asimilados por las raíces de nuestras plantas. El Trichoderma solubiliza este fosfato, haciendo que el fertilizante se aproveche mucho más, lo que resulta en una solución más rentable y, además, sustentable.