A lo largo del último siglo, ha surgido un consenso sobre la preocupante disminución de la diversidad de plantas cultivadas para alimentación. En todo el mundo, las variedades locales de muchas especies fueron abandonadas en favor de líneas globalizadas de unos pocos cultivos básicos, especialmente tras la Revolución Verde, considerada un punto de inflexión desde finales del siglo XIX.
Protegiendo Biodiversidad desde 1974: La Junta Internacional de Recursos Fitogenéticos.
La Junta Internacional de Recursos Fitogenéticos, creada en 1974, marcó el inicio de iniciativas para conservar “razas nativas” y “semillas tradicionales“. Estos esfuerzos incluyen la creación de bancos de semillas y programas centrados en agricultores. Sin embargo, la pérdida de diversidad agrícola no sigue una tendencia uniforme.
Investigaciones recientes revelan que en campos de pequeños productores y agricultores de subsistencia, la diversidad a veces persiste y nuevas formas emergen.
La falta de reconocimiento de estos lugares donde la diversidad de cultivos florece nos lleva a enfocarnos en el almacenamiento a largo plazo en lugar de inversiones que mantengan a productores y cultivos arraigados. Expertos en conservación enfatizan la importancia de la observación detallada sobre el terreno para soluciones adecuadas.
La historia del maíz destaca cómo la narrativa de pérdida fue moldeada por prejuicios y políticas. Científicos estadounidenses de las décadas de 1910 a 1950 desarrollaron métodos para preservar variedades de maíz, ignorando impactos sociales.
La introducción de conceptos como la “erosión genética” permitió rescatar variedades en bancos de semillas, pero desatendió a campesinos e indígenas afectados por la “modernización” agrícola.
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Al recurrir a ideas heredadas sin cuestionarlas, los conservacionistas corren el riesgo de perpetuar relatos anticuados. Es esencial repensar la narrativa de pérdida de diversidad, centrándonos en relatos que destaquen adaptación y supervivencia.
Muestras de variedades de maíz almacenadas en un banco de germoplasma del Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos, Ames, Iowa, 2016. Helen Anne Curry.
