Los kiwis son un fruto originario de Asia, que se ha ganado nuestros corazones por brindarle un toque dulce y ácido a nuestros postres y platillos. Contiene grandes cantidades de vitamina C y minerales esenciales como el magnesio, fósforo, calcio, hierro y zinc. Además es un gran aliado para controlar los niveles de presión arterial y evita la pérdida de masa muscular. Crece perfectamente en ambientes cálidos, soleados y con ventilación. Estas condiciones pueden replicarse en casa fácilmente. Si quieres tener un árbol de kiwis en casa, aquí te contamos cómo lograrlo:
Materiales
Un kiwi maduro
Una cuchara
Papel de cocina
Papel aluminio
Una maceta de al menos 15 litros
Abono, composta o mulching
Procedimiento
Con ayuda de una cuchara, quita las semillas de un kiwi maduro y enjuágalas bien. Es probable que con este paso no toda la pulpa se haya despegado de las semillas. Después colócalas sobre un poco de papel aluminio y déjalas secar por tres días para que la pulpa se seque y se quite fácilmente. ¡Ojo! Déjalas en un lugar seco y sin luz solar directa.
Pasado este tiempo, coloca las semillas dentro papel de cocina humedecido y envuélvelas con papel aluminio (Puedes utilizar el mismo donde las dejaste secar). No olvides dejar una abertura en el aluminio para que pase el aire y las semillas puedan respirar. Este orificio también ayudará a que no crezcan hongos.
Deja las semillas envueltas en un lugar templado y alrededor de 20 días después estas habrán germinado. Mantén siempre humedecido el papel de cocina y aprovecha los momentos de “riego” para inspeccionarlas, descartando el crecimiento de hongos.
Prepara la maceta con tierra fértil y un abono rico en fósforo, nitrógeno y potasio. Asegúrate de que tu maceta tenga un buen drenaje, de no ser así, puedes hacer pequeños hoyos en la base de esta con ayuda de un objeto puntiagudo o un taladro.
Cuando las plántulas tengan al menos 10 centímetros de largo es momento de trasplantarlas. Con ayuda de un palito de madera o tus dedos crea pequeños surcos de 2 a 5 centímetros de profundidad (esto dependerá del tamaño de las raíces) y coloca tus plántulas.
Recomendaciones
Realiza el trasplante en la maceta definitiva de su crecimiento, esto para evitar que nuestra plantita se estrese por el constante cambio de ambientes o que dañemos las raíces.
Aplica fertilizante líquido como parte de los riegos al menos una vez al mes, pues estos ejemplares necesitan muchos minerales para poder desarrollarse. El té de compost o el té de plátano son muy buenas opciones.
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