Cuidados de la tomatera

Los jitomates son una de las hortalizas estrella de los huertos, ya que no requiere de cuidados extraordinarios para que pueda crecer y brindar frutos.

Prospera en casi todos los climas y su mayor periodo de desarrollo es en la primavera y el verano. 

Brindan muchos frutos si se siguen los cuidados básicos (riego regular, abono y mucho sol).

Manténlos siempre cuidados y frondosos con estos consejos: 

Riégala regularmente

La tomatera necesita de riego constante para que pueda crecer correctamente y no sufra de estrés hídrico. 

Riégala al menos tres veces por semana con cantidad suficiente de agua, pero sin encharcar la maceta.Si optarás por un sistema de riego mecánico, el riego por goteo es excelente para este cultivo.

Recuerda únicamente mojar la tierra, nunca las hojas o los frutos. También debes verificar la humedad del sustrato (puedes hacerlo con un palito de madera)y tomar decisiones de riego con base en eso.

Colócala en un lugar con mucho sol

Estos ejemplares son amantes del sol y la producción de frutos prospera mucho mejor cuando lo reciben. 

Coloca tu maceta en un lugar donde puedan recibirla de manera indirecta y haya una temperatura de aproximadamente 20° C. Los tomates deben recibir luz solar al menos 9 horas al día. 

En días con lluvia, puedes colocarlos en el exterior para que reciban un poco de viento y la nutritiva agua de lluvia. Solo regrésala cuando empiece a descender la temperatura.

Abónala

La tomates están considerados como uno de los ejemplares que más nutrientes extraen del suelo, por lo que es necesario brindarle una fuente nutritiva de dónde extraerlas y que no quite fertilidad a la tierra. 

Los nutrimentos que más necesita son fósforo, calcio, nitrógeno y potasio para que pueda crecer grande y sana. Estos compuestos pueden ser fácilmente extraídos de fertilizantes orgánicos como el mulching o el hummus de composta. 

Abona tu planta al menos una vez por mes si el fertilizante es de rápida absorción o una cada tres meses si es de lente absorción, creando una cama de al menos 6 centímetros de grosor. 

Es importante mencionar que este paso solo puede realizarse una vez que los tomates hayan alcanzado una altura de al menos 20 centímetros. 

Agrega soportes de crecimiento

Al ser una planta rastrera, el cuerpo de esta se extiende mucho y necesita un soporte en el cual enredarse para que sus ramas no se quiebren. 

Puedes colocar un palo de madera enterrado en la maceta (¡Ten cuidado de no dañar las raíces!), alambre de jardinería o una malla de alambre para que ahí se enrede. 

Amarra la tomatera al soporte con rafia, mecate o pedazos de rastrojo para brindarle mejor estabilidad. No aprietes demasiado el amarre, solo lo suficiente para que se sujete. 

Poda cada que sea necesario

Para que los frutos crezcan de manera correcta y obtengan los nutrientes suficientes es recomendable cortar los tallos laterales jóvenes a la altura de la axila de la planta. 

También quita las hojas y ramas en mal estado (que estén secas, amarillas o tengan plaga). 

Utiliza tijeras de jardinería o un cuchillo bien afilado (liso, de sierra no) para realizar la poda y obtener cortes prolijos que no dañen la planta.

Realiza el aporcado

Después de que hayas realizado la poda, pica ligeramente la tierra con tus manos o una pala pequeña de jardinería (Siempre cuidando de no dañar las raíces). 

Acerca un poco de la tierra hacia el tallo y crea una especie de montaña que lo rodee. Esto funcionará como soporte y acercará la composta o el mulching a la zona radicular de la planta, facilitando la absorción de nutrientes.