La canícula es un evento climático que sucede durante el verano y dura alrededor de 40 días. Se caracteriza por el aumento de la temperatura ambiental y la disminución o ausencia de lluvias, creando una especie de sequía.
Este año comenzó el pasado 12 de julio y terminó el 20 de agosto, afectando a los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas, Tabasco, Veracruz, Oaxaca, Morelos, San Luis Potosí, Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León.
Este periodo fue demoledor para todos y todas las trabajadoras agrícolas, ya que las afectaciones que se tenían por la latente sequía que ya afectaba al país desde principios de año, se agravaron notablemente.
Muchos cultivos sufrieron de estrés hídrico y terminaron por secarse, dando como resultado pérdidas económicas y materiales. Los frutos más afectados fueron los tomates, trigo y soja.
Las medidas que los y las campesinas tomaron fue el de distribuir y delimitar el agua de riego para aquellos plantíos que menor hidratación necesitan y de los cuales puedan recuperar un poco de su inversión.
Solicitaron ayuda a las autoridades de sus estados para que pudieran facilitarles pipas con agua y así poder salvar algunas hectáreas de cultivos.
Su salud también se vio afectada, pues las altas temperaturas provocaron que sufrieran golpes de calor mientras laboraban. Esto se debió a que el horario de sus jornadas laborales empataba con el de mayor presencia de calor.
La Coordinación Estatal de Protección Civil exhortó algunas recomendaciones para que todas las personas pudieran protegerse de la exposición solar y no sufrieran deshidratación.
También recomendó a las y los campesinos no hacer quemas con los cultivos secos para evitar incendios forestales. Se les pidió los recolectarán y utilizarán como fertilizante natural.
Del mismo modo, pidió estuvieran atentos a los boletines meteorológicos para que aprovecharan las lluvias (provocadas por la entrada de una tormenta tropical) para hidratar sus campos y comenzar una nueva siembra.