Un estudio llevado a cabo en colaboración con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Argentina, ha alertado sobre la rápida propagación del glifosato hacia lagunas y otras fuentes de agua a través de la lluvia. Martín Graziano, doctor en biología especializado en química ambiental y participante en la investigación, ha confirmado esta preocupante situación.
“En conjunto con el INTA de Anguil, realizamos un estudio en campos de esa zona, extrayendo muestras de suelo a una profundidad de un metro para evaluar el transporte del glifosato. Queríamos comprender qué sucede con el químico una vez que se aplica en la tierra, y cómo puede llegar a las aguas subterráneas o aguas superficiales. Esa era la pregunta que buscábamos responder”, explicó el experto sobre el estudio.
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En el estudio, se utilizaron muestras de suelos no contaminados a los cuales se les agregó glifosato en condiciones de laboratorio para determinar el impacto del químico en el suelo.
“Descubrimos que en este tipo de suelos, que son predominantemente arenosos, el glifosato se adhiere fuertemente, pero es muy fácil de movilizar, por lo que cualquier precipitación o agua presente puede transportar el glifosato con facilidad. Este hallazgo se observó a lo largo de todas las profundidades del suelo, desde la superficie hasta un metro de profundidad”, advirtió.
Cuando se le consultó sobre la posibilidad de que los habitantes de La Pampa consumieran el químico a través del agua, Graziano expresó: “Existen diversos estudios que demuestran que el glifosato y sus subproductos ya se encuentran presentes en el agua de algunos pozos, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el INTA también está llevando a cabo investigaciones en La Pampa sobre la presencia de diversos contaminantes en el agua subterránea”.
¿Consideran que el uso de fitosanitarios en el país es peligroso?
“Sí, más allá de nuestro estudio, la gran cantidad de toneladas de glifosato que se utilizan anualmente es alarmante, y esta sustancia se dispersa no solo a través del agua, sino también por el viento. Se sabe que muchas escuelas y pueblos han sido afectados por la dispersión masiva de glifosato y otros contaminantes agrícolas. La magnitud de este problema es enorme, y la percepción del riesgo asociado a ello no alcanza el nivel que debería tener”.
