Nuevas variedades de arroz, desarrolladas por INIFAP, mejoran la resiliencia agrícola en México al ofrecer tolerancia a sequías, inundaciones y enfermedades, adaptándose a los desafíos climáticos actuales.
La investigadora Leticia Tavitas Fuentes, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), ha liderado un proyecto significativo en el Campo Experimental Zacatepec, en colaboración con el Campo Experimental Huimanguillo. Este esfuerzo conjunto, desarrollado entre 2008 y 2010, se centró en el mejoramiento genético del arroz de temporal, buscando soluciones ante los desafíos climáticos actuales.
Mejoramiento genético del arroz de temporal
El proyecto involucró cruzamientos en Zacatepec, cuyas poblaciones segregantes y líneas uniformes se seleccionaron bajo condiciones de temporal en La Chontalpa, área de influencia del CE Huimanguillo. Las pruebas de rendimiento y validación se realizaron en Campeche y Veracruz para evaluar la estabilidad de las nuevas variedades.
En 2017, se liberaron las variedades Orona A-17 y Tabasqueña A17, y en 2021, la Veracruzana A21. Estas variedades se destacan por su adaptabilidad a condiciones extremas. La Orona A-17, fruto de una cruza triparental e interespecífica entre arroz asiático y africano, muestra tolerancia a la sequía y al calor, siendo una alternativa viable para los productores arroceros en tiempos de escasez de agua, un problema exacerbado por el cambio climático.
Las características agronómicas de la Orona A-17 incluyen una altura intermedia, un ciclo de 110 a 140 días, y resistencia al acame y desgrane. Su rendimiento es notable, alcanzando hasta 6 toneladas por hectárea en condiciones de temporal y 9 toneladas bajo riego. Además, es resistente al ácaro del vaneo y a la quema del arroz causada por Pyricularia oryzae Cav. Su grano largo y delgado, con una calidad culinaria superior, es moderadamente tierno y masticable.
Por otro lado, la Tabasqueña A-17 es resistente a las inundaciones abruptas causadas por huracanes en los trópicos. La Veracruzana A21 ofrece resistencia al complejo “grano manchado” asociado con Helminthosporium oryzae y otros fitopatógenos.
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En conclusión, estas innovaciones representan un avance crucial para la resiliencia agrícola, proporcionando a los productores herramientas genéticas para enfrentar los desafíos ambientales y climáticos.