Durante el 12mo Congreso Internacional de Aneberries, el Dr. Prometeo Sánchez García, quien es especialista internacional en nutrición de cultivos, nos instruyó sobre cuál es el impacto de los mejoradores de suelo y los microorganismos en relación al desarrollo nutritivo de los cultivos de berries. Durante el evento, aprendimos los propósitos del manejo integral de la nutrición de las berries, así como las condiciones exactas para su desarrollo.
Empezaremos recordando que si deseamos incrementar la productividad de nuestros cultivos, resulta necesario maximizar su potencial genético. Uno de los principales factores que nos ayudan a incrementarlo son los nutrientes. Es necesario poner foco en la nutrición mineral, crear condiciones ideales y controlar el desarrollo de cosecha a cosecha.
Los principales nutrientes extraídos por las berries son: potasio, nitrógeno y calcio. Por otro lado, el Boro es clave en frambuesas y moras, ya que al ser frutos compuestos su deficiencia provoca deformidad.
Los parámetros de calidad exigidos para el mercado fresco y de congelado para los berries se basa principalmente en apariencia (color, tamaño, forma y ausencia de defectos), firmeza, sabor (sólidos solubles, acidez titulable y compuestos volátiles aromáticos) y valor nutritivo como vitaminas A y C.
En cuanto a sus componentes, el nitrógeno es de mayor importancia en rendimiento y calidad de fruta en los berries, y juega un rol importante en la comercialización de la fruta para congelado debido a que determina la cantidad de azúcar que llevará el fruto.
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Por su parte, las características del suelo son determinantes para un buen desarrollo de las berries, pues determinan el desarrollo de raíces y capacidad de retención de agua para el cultivo. Mientras que el pH es una característica del suelo que define la disponibilidad de nutrientes para el cultivo.
En el caso de las frambuesas, se adaptan a variados tipos de suelos de pH 6-7.8. Las moras e híbridos se adaptan siempre y cuando sean permeables, y a diferencia de las frambuesas, toleran en mejor forma los suelos drenados y arcillosos. Los arándanos crecen mejor en suelos húmedos, ácidos (pH 4-5.5), arenosos, turbo arenosos o arcillosos, siempre y cuando no sean muy profundos y de baja fertilidad. Dadas las exigencias de humedad y oxigenación, el suelo debe tener: buen drenaje, gran capacidad de retención de agua y ser poroso.
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En cuanto al riego, en la mayoría de los casos, tiene un alto costo inicial por lo que es de mucha importante establecer en forma óptima el método y las técnicas de manejo de agua.
Otro concepto a considerar en el manejo del agua es el tiempo de aplicación, un exceso de agua, como también la falta de ésta, provoca un efecto negativo en el crecimiento y desarrollo de las plantas. La mayor absorción de agua en berries, bajo buenas condiciones de disponibilidad, se efectúa cercana al tronco o tallo en los primeros 20 a 30 centímetros del perfil de suelo.
Finalmente, también es importante monitorear la salinidad, ya que las berries son cultivos muy sensibles a altas conductividades eléctricas, provocando daños por una solución demasiado concentrada en sales que interfiere en la absorción radical.
Si quieres conocer más sobre esta y las otras pláticas que se dictaron en el congreso, te invitamos a visitar la página oficial de Aneberries