El maíz es patrimonio biológico, agrícola, cultural y económico de México.
El maíz como cultivo es un sistema dinámico y continuo. Su polinización es libre y tiene movimiento o flujo de semilla por los agricultores año con año al mantener, intercambiar y experimentar con semilla propia o de otras regiones.
En América Latina se han descrito cerca de 220 razas de maíz, de las cuales 64 razas que han reportan en México, 59 se pueden considerar nativas y 5 han sido descritas inicialmente en otras regiones, pero también se han colectado o reportado en el país.
En México se cultivan alrededor de 64 razas de maíces seleccionados a través de miles de años por agricultores para las diferentes condiciones ambientales del país, los tipos de maíz son: Nan-Tel de Yucatán, Cónico Norteño de Nuevo León, Zapalote Grande de Chiapas, Tuxpeño de Veracruz, Bolita de Oaxaca, Cristalino de Oaxaca, Chalqueño de Tlaxcala, Celaya de Guerrero y Cacahuacintle del Estado de México.
Las razas se nombran a partir de distintas características fenotípicas (Cónico, por la forma de la mazorca), tipo de grano (Reventador, por la capacidad del grano para explotar y producir palomitas), por el lugar o región donde inicialmente fueron colectadas o son relevantes (Tuxpeño de Tuxpam, Veracruz; Chalqueño, típico del Valle de Chalco) o por el nombre con que son conocidas por los grupos indígenas o mestizos que las cultivan (Zapalote Chico en el Istmo de Oaxaca o Apachito en la Sierra Tarahumara)
El maíz es patrimonio biológico, agrícola, cultural y económico de México ya que, representa el pilar de la alimentación mexicana y es una manifestación cultural de origen ancestral.
En México se han documentado por lo menos 600 platillos distintos con base en el maíz. Además, se utiliza para muchos propósitos como forraje para ganadería, productos industriales como almidones, edulcorantes, aceites, pigmentos, papel, sustituto de plástico, medicinas, cosméticos, solventes, alcoholes, artesanías y también se le da uso espiritual.
La diversidad de maíces de México es el resultado de tres influencias: su domesticación a partir de los teocintles; su cultivo en una gran variedad de ambientes: húmedos, secos, fríos y cálidos, desde el nivel del mar hasta 3,500 msnm y la diversidad de prácticas agrícolas y de usos de más de 80 etnias indígenas y de muchos pueblos mestizos.
Uno de los sistemas agrícolas en los que se siembra el maíz es la milpa tradicional: un complejo agroecosistema que incluye además del maíz, otras especies cultivadas como calabaza, frijol, chile, camote, jitomate, quelites, plantas medicinales y una variedad de especies animales. Esto hace un sistema estable similar a un ecosistema natural.