La agricultura de conservación está ganando terreno como una estrategia clave para enfrentar los desafíos del cambio climático y mejorar la fertilidad del suelo en regiones semiáridas. Un reciente estudio liderado por el CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo) revela que estas prácticas no solo aumentan los rendimientos agrícolas, sino que también fortalecen la seguridad alimentaria en contextos de creciente incertidumbre climática.
Resultados prometedores en el semiárido mexicano
El estudio, realizado entre 2013 y 2020 en las tierras altas semiáridas de Querétaro, evaluó el impacto de la agricultura de conservación en el cultivo de maíz bajo diferentes sistemas. Se llevaron a cabo dos experimentos de campo y pruebas en 17 parcelas de agricultores para analizar los rendimientos y la rentabilidad. Los resultados mostraron que el uso de camas permanentes con cobertura de rastrojo, tanto en monocultivo como en rotación con cultivos como avena o frijol, superó significativamente los rendimientos de los sistemas tradicionales con labranza convencional.
En San Juan del Río, los rendimientos promedio de maíz en camas permanentes oscilaron entre 2.4 y 3.5 toneladas por hectárea, un 70% más altos que los obtenidos con labranza convencional. En las parcelas de los agricultores, el rendimiento promedio alcanzó 3.7 toneladas por hectárea, consolidando este sistema como el más rentable.
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La salud del suelo: una prioridad crítica
El estudio subraya que la salud del suelo es fundamental para la productividad agrícola y la resiliencia ante fenómenos como sequías, inundaciones y degradación del suelo. Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del CIMMYT, destacó que “en general, la agricultura de conservación mejora tanto los rendimientos como la rentabilidad en las tierras altas semiáridas del centro de México”.
Una oportunidad para repensar la agricultura
A pesar de los retos que representa el cambio climático, también abre la puerta a implementar nuevas soluciones para manejar los suelos de manera sostenible. La agricultura de conservación se presenta como una herramienta poderosa para transformar los sistemas productivos, restaurar la fertilidad del suelo y garantizar la seguridad alimentaria de las generaciones futuras.
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Fuente: CIMMYT
