La agricultura circular es un método de cultivo que tiene como ejes rectores la reutilización y el reciclaje de componentes para hacer este proceso mucho más ameno con el ambiente.
Tiene como objetivo optimizar todos los recursos que se utilizan al cultivar o sembrar para evitar que se desperdicien y usar cantidades mínimas de insumos externos (fertilizantes, insecticidas, estimulantes, etc.).
De esta manera se espera que la producción sea eficaz sin dañar el suelo, que se pueda regenerar la tierra a partir de ella misma y se disminuya la emisión de gases de efecto invernadero.
Principios base de este sistema
- Todos los desechos generados en cada ciclo deben ser reutilizados para próximas siembras (rastrojo o frutos dañados) a manera de abono.
También es posible utilizar abono animal de granjas cercanas, ya que de esta manera estos desechos tienen un uso útil al nutrir la tierra y no contribuyen a la generación de gases de efecto invernadero.
- Utilizar un sistema de riego que no desperdicie este valioso recurso. El más utilizado suele ser el de goteo, ya que se economiza agua.
En muchas ocasiones el agua pluvial es recolectada en grandes depósitos para que después puedan alimentar los canales de riego.
- El uso de agentes externos químicos (fertilizantes, plaguicidas, potenciadores de crecimiento, etc.) es mínimo o nulo, pues solo se utilizan en cuestiones excepcionales. Además de que se busca que todas las necesidades de los cultivos sean cubiertas por la misma tierra.