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Nanotecnología al rescate: Reduciendo el impacto ambiental de los agroquímicos

Agroquímicos en Argentina: Problemas ambientales y de salud humana.

by Cultiva Futuro

En Argentina, se emplea una gran cantidad de agroquímicos en extensas áreas, lo que ocasiona múltiples impactos negativos tanto en el medio ambiente como en la salud humana. Sin embargo, las facultades de Agronomía y Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) están adoptando la nanotecnología como una solución para mitigar estos efectos. A través de una investigación innovadora, han desarrollado herbicidas a escala nanométrica, del tamaño de microorganismos, que permiten reducir significativamente la cantidad de atrazina, uno de los herbicidas más ampliamente utilizados en el país. Su objetivo es replicar este enfoque con el glifosato y, en última instancia, crear nanopartículas libres de los principios activos presentes en los herbicidas comerciales.

Lee también: HERBICIDAS ALTERNATIVOS: PREPARÁNDOSE PARA EL FIN DEL GLIFOSATO EN LA AGRICULTURA.

Cada año, millones de litros de agroquímicos son aplicados en diversas regiones de Argentina, lo que representa una amenaza para la salud de las personas y los ecosistemas. Además, la combinación de estos productos con otros compuestos, como adyuvantes, puede aumentar aún más sus efectos negativos. Gabriela Cordon, docente del Área de Educación Agropecuaria de la FAUBA, explicó que algunos adyuvantes son más perjudiciales que los propios agroquímicos.

Cápsulas biodegradables: Protegiendo y liberando principios activos de manera controlada.

La investigación se centró en el herbicida atrazina, conocido por ser persistente en el suelo y el agua, y por sus efectos adversos en reptiles, peces, mamíferos e incluso en seres humanos. A pesar de estar restringido o prohibido en muchos países, su uso sigue siendo prominente en Argentina. Para abordar este problema, se diseñaron nanoherbicidas de atrazina utilizando cápsulas biodegradables del tamaño de bacterias, hechas de quitosano y alginato, extraídos de caparazones de crustáceos y algas, respectivamente. Estas cápsulas permiten proteger los principios activos y liberarlos gradualmente en el medio ambiente, lo que potencialmente reduce la cantidad de herbicida necesaria, así como el número de aplicaciones y la dependencia de adyuvantes.

Los resultados del estudio fueron alentadores, ya que las nanocápsulas vacías no mostraron efectos negativos en las plantas, y los efectos del nanoherbicida en la achicoria fueron similares a los del herbicida comercial. Actualmente, también se están llevando a cabo investigaciones similares para diseñar nanoherbicidas de glifosato, el herbicida más ampliamente comercializado y utilizado en el país. Sin embargo, se encuentra en una etapa de definición de la dosis óptima del principio activo a incorporar en las nanocápsulas, y posteriormente se procederá a evaluarlos en condiciones de campo.

Además, el equipo tiene planes a futuro para desarrollar nanoherbicidas independientes de los principios activos de los herbicidas comerciales. Esto implicaría la creación de nanopartículas con propiedades herbicidas por sí mismas, que también podrían actuar como fertilizantes o reguladores del crecimiento. En definitiva, la nanotecnología ofrece un amplio espectro de aplicaciones beneficiosas para el sector agrícola.

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